CARTA EN BUSCA

Carta en busca (1977)


Creo que esta historia no tiene aún nombre. Estoy trabajando pero luego ¿qué? o ¿dónde?

Quizá no renueve el interés en toda esta maquinaria aplastante, en la sociedad imbécil, total, soy uno más en la lista de idiotas.

Algún día, alguna noche, sé que podré volver a aquella vida de delirio constante, podré verme en el espejo y preguntarme cómo sin el menor temor de no poder contestar.

Quisiera que alguno escuchara esta lucha interna que en mi se enaltece degradándome, quisiera ver los ladrillos inútiles caerse ante mí simplemente para no equivocarme. Ayer dije no al abismo, hoy sin saber qué, aparece ante mí nuevamente la idea de parecerme más a nadie y comenzar otra salvedad o, mejor dicho, continuar con la salvedad iniciada hace muy poco tiempo y discontinuada a causa de mi descomposición.

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Si hubo una causa en mí que me obligó a desatarme fueron las ansias quemadas y viejas de comodidad.

¿Qué comodidad?

(Es inútil el intento de evitar el arreglo de algo)

¿Oh? ¿No?

No me interesa analizar, sin ninguna razón aparente, el estado actual de las situaciones generadas. Solo lograré desprenderme de ellas olvidándolas y mostrando mis idiotas cavilaciones, aún en este sitio.

No podré tolerar más. Ya los tigres no joden.

Quizá utilizan la palabra auténtica o sea, me refiero a la palabra en sí, no en función de sustantivo sino en función de mensaje o búsqueda. Pero no quiero irme del tema. Nadie aún me conoce, claro, incluso yo, pero no puedo ser menos que las llamadas al sur.

Solo podré salvaguardar, si esa es la palabrita, salvaguardar las decisiones y acumularlas para indicar el extravío profundo y verás (o voraz).



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